Las reflexiones que dejó la Semana Santa en Colombia fueron varias, entre ellas estuvo el llamado enfático al respeto de la vida prenatal que se hizo en la reflexión del Viacrucis del Viernes Santo y en las otras celebraciones, en varias comunidades católicas de Colombia, las que luego de las restricciones a la celebración de eventos masivos por la pandemia del Covid-19, volvieron a tener en las calles y templos a centenares de fieles.
Particularmente
en la ciudad de Guadalajara de Buga en donde se encuentra el santuario del Señor
de los Milagros, uno de los más visitados de este país, ante centenares de
personas venidas de diferentes lugares del territorio nacional, el obispo de
esta jurisdicción eclesiástica Monseñor José Roberto Ospina Leongómez, hizo un llamado
vehemente a reflexionar sobre la pasión de Jesucristo, haciendo que esta sirva
para que se tome conciencia y responsabilidad frente a iniciativas legislativas
para legitimar el aborto.
De acuerdo
al argumento que esgrime la Iglesia Católica, el hecho, es que desde que haya
una criatura en desarrollo en el vientre de la mujer, se considera que hay un
ser humano con derechos, que es vulnerable y que al no poder decidir por sí
mismo, ni defenderse, se le debe proteger.
Otro de los
temas de reflexión que se hizo durante el viacrucis que recordó 14 momentos o
estaciones en el camino de Jesucristo hasta el monte Calvario para su crucifixión,
fue el del sistema de salud.
En esta
reflexión se le hizo un llamamiento a los profesionales y trabajadores de la
salud para que vean su labor más allá que como una profesión, como una misión,
apreciando en cada paciente el rostro de Jesucristo y sintiendo que sus manos
son las del maestro de Galilea que son puestas para aliviar el dolor y dar
aliento y esperanza al enfermo.
Así mismo
para que la sociedad y los entes gubernamentales valoren el trabajo de los profesionales
y trabajadores de la salud, quienes durante la pandemia del Covid-19 estuvieron
en la primera línea de atención, terminando varios contagiados, con el
sacrificio de las vidas de los que no lograron superar el virus y sus efectos.
En este
sentido también está el abuso que sienten varios de los trabajadores de la salud, con unas condiciones laborales que no son dignas para su ejercicio y con unas limitaciones
a la hora de recetar los medicamentos e indicar los tratamientos que requieren las personas, condicionados a las
tablas de las EPS, teniendo que acudir los pacientes a las vías judiciales con acciones de tutela para
obligar que se les entreguen las medicinas y obtengan las órdenes para los
exámenes e intervenciones quirúrgicas, llegando a morir varios en la espera de los
mismos tratamientos, ante la terquedad de las entidades.
En otras
palabras, es la salud convertida en un negocio como cualquier otro, en donde lo
que importa es el dinero por encima de la vida del paciente.