Imagen de desprendimiento de tierra en zona rural de Tuluá-Colombia. Foto de CVC.
Se derrumban montañas y se demuestra que emergencia climática no es un juego, luego de apreciar las últimas imágenes del derrumbe que taponó una carretera principal dejando incomunicada por tierra a la región sur de Colombia con el interior de este país y dejando en la incertidumbre a centenares de familias que de un momento a otro vieron como sus viviendas fueron sepultadas por un alud de tierra.
La emergencia registrada en varios corregimientos del municipio de Rosas en el departamento del Cauca que taponó la via Panamericana dejando incomunicada a la ciudad de Pasto, capital del departamento de Nariño y a diferentes corregimientos y veredas,pone a pensar seriamente lo que se está haciendo en materia de mitigación con la temporada de lluvias y la alteración climática con los períodos de excesivas precipitaciones y extensos veranos.
Lo último que se pudiera pensar es que una montaña se viniera abajo, pero es lo que se está viendo y se presume que pueda suceder en varias regiones de Colombia, en donde unido a las lluvias, la deforestación, la tala incontrolada de árboles y la explotación minera a gran escala que sin controles ambientales está llevando al colapso a los ecosistemas.
La tierra se está quedando desnuda sin árboles que la protejan y la capa vegetal víctima de la erosión, con el agua se está deslizando y viniéndose con el inminente riesgo de sepultar comunidades humanas, taponando rios y riachuelos, propiciando avalanchas que pueden borrar poblaciones.
En vano no fue que este país vivió en 1985 el desastre natural más grande de su historia con la erupción del volcán Arenas del Nevado del Ruiz, que dio lugar al deshielo de una parte del Nevado que con el lodo, rocas y todo el material que se deslizó por la montaña, colmando rios y quebradas aledañas, produjo una avalancha de proporciones incalculables que enterró a la población de Armero y a varias viviendas de poblaciones alternas con un saldo trágico de 22.540 personas fallecidas, siendo una de las tragedías naturales más grandes del Siglo XX .
Se pueden detectar hasta el momento varios puntos que inquietan con montañas que presentan agrietamientos como es la llamada falla geológica de Jicaramata que nace en Caldono, Cauca, y termina en el corregimiento de Santa Lucía, en Tuluá- Valle del Cauca, en donde confluyen las fallas Silvia-Pijao, Santa Lucía y Potrerillos, que ya ha generado alertas con inundaciones en zona rural del municipio de Tuluá, en donde los organismos y ONG'S ambientalistas en años anteriores ya han alertado por el volcamiento de la montaña sobre el lecho del río Tuluá debido a la tala de bosques, el mal uso del suelo por prácticas agrícolas inapropiadas y el sobrepastoreo realizado durante varios años.