La reforma tributaria en Colombia enfrenta una serie de desafíos, por un lado para una gran masa de la población con elevados niveles de empobrecimiento, carencias fundamentales y necesidades insatisfechas; personas que esperan ser arropadas por el Estado con los recursos de la nueva tributación, mientras que por otra parte está lo que se ha manifestado por algunos voceros del sector empresarial, quienes ven en esta iniciativa un riesgo para la confianza y el estímulo inversionista de quienes son los generadores de puestos de trabajo en este país.
Los siguientes son los puntos más importantes de esta reforma tributaria que se aprobó en Colombia.
1. Impuestos a los hidrocarburos y a los financieros
Dentro de las principales banderas que ha levantado el jefe de Estado Gustavo Petro está la defensa del medio ambiente y el combate frontal contra el cambio climático, arrancando con el propósito de adoptar un sistema de energías limpias o renovables que gradualmente vaya reemplazando a los combustibles fósiles.
La cuestión es que la explotación de petróleo y carbón representa la mitad de las exportaciones colombianas, de allí que la principal fuente de este recaudo adicional vendrá de las empresas que producen estas materias primas en Colombia.
Hecho que genera un desafío, ya que el Estado será más dependiente de la explotación de recursos naturales a la vez que se puede desestimular la inversión y exploración de hidrocarburos.
En este sentido las compañías petroleras tendrán dos nuevas obligaciones: sus rentas serán gravadas entre un 35 y 60%, dependiendo del precio internacional del crudo, y las regalías que pagan a las regiones donde explotan recursos ya no serán deducidas de sus impuestos.
Con las empresas carboníferas ocurre de igual forma, con la diferencia que el impuesto a la renta será entre un 35% y 45%.
Las empresas mineras tampoco verán las regalías deducidas de sus obligaciones de renta.
De otra parte, los impuestos a las empresas financieras como también a las hidroeléctricas, aumentarán entre un 3% y un 5%, con lo que pagarán un total de entre 35% y 40% de su renta.
2. Impuestos a los de mayores ingresos
El otro punto de la reforma tributaria se fundamenta en el incremento de los impuestos a los más ricos y a los de mayores ingresos, que en Colombia pagan menos.
Asi mismo los que devenguen más de 10 millones de pesos (US$2.000) tributarán más.
Las ganancias ocasionales derivadas de ventas o herencias pasarán de pagar del 10% al 15%.
También los poseedores de patrimonios de más de 2.700 millones de pesos (unos US$540.000) pagarán un equivalente de 0,5%; para los que poseen más de US$1 millón y US$2 millones, el porcentaje aumenta a 1% y 1.5% respectivamente.
El impuesto a los dividendos empresariales también aumentará: quedará en entre 15% y 20%.
Según lo afirmado por el senador del Pacto Histórico Gustavo Bolívar, uno de los impulsores de la reforma,"no alcanza para sacar a todos los colombianos de la pobreza, pero sí para que vivan dignamente".
Algunos de los recursos estatales creados por esta reforma estarán destinados, por ley, a planes de asistencia a los más pobres.
3. Impuestos a la comida chatarra.
La reforma tributaria con el fin de quitarle presión al sistema de salud a través de impuestos a las bebidas azucaradas y a los alimentos ultraprocesados, vinculados con enfermedades de elevado impacto como las afecciones cardiovasculares y la diabetes, intentó gravar una gran cantidad de alimentos, muchos de ellos tradicionales en los hogares de los colombianos, un hecho que suscitó una enorme polémica.
Al final, quedaron fuera de la reforma el pan, el bocadillo, la leche, la miel y el salchichón. Y aquellos productos que van para programas asistencias también quedaron exentos.
Sin embargo, aumentarán los impuestos de la carne de hamburguesa, el chocolate, los cereales, las salsas, la pastelería y algunas bebidas con mucho contenido de azúcar.
La medida entrará en vigor a mediados de 2023 y será progresiva, lo que les dará tiempo a las empresas productoras para adaptarse.
Una de las iniciativas para defender el medio ambiente que establece la reforma es el aumento del impuesto a los productos de plástico de uso único y al uso de carbono.
La situación de la economía colombiana es crítica. Una devaluación del 25% del peso refleja la vulnerabilidad macroeconómica. El Estado, además, tiene enormes compromisos de deuda externa en los próximos años. El recaudo de la reforma tributaria se destina para responder a estos pagos.
Asi es como dentro de los grandes desafíos se encuentra mantener la estabilidad económica logrando cumplir las ambiciosas promesas sociales. Objetivos que para algunos parecen contradictorios, sin desconocer, por otro lado, que Colombia es uno de los países con mayor desigualdad en Latinoamérica y el mundo, con una gran brecha entre quienes ganan más y la mayoría de la poblacíon que con un ínfimo salario debe sobrevivir, considerando los que viven en la economía informal que, paradojicamente pueden ganar más que muchos asalariados, corriendo a su vez con todos los riesgos que implica trabajar en la calle, sin ninguna protección laboral que los defienda de alguna incapacidad que puedan tener.
Con la reforma tributaria se aspira recaudar unos 20 billones de pesos adicionales al año que corresponden a 4.000 mil millones de dólares.
En los cuestionamientos que ha generado la reforma tributaria del presidente Gustavo Petro se levantan varias voces de parte de empresarios e inversionistas que ven en esta iniciativa un desestímulo notorio para la inversión.
Entre estas opiniones está la presentada en uno de los editoriales de Fernando Quijano, director del Diario La República, uno de los medios de comunicación que se ha especializado en temas económicos, según lo cual: "hay una serie de cuestionamientos como ¿cuál es el sentido de una persona de soñar con tener un patrimonio de unos 3 mil o cinco mil millones si eso le va a generar más impuestos?, o ¿qué motivación hay en un empleado que quiera ganar más de 10 millones mensuales si su renta aumenta?
Agregando que: "en cuanto a las empresas y la reindustrialización hay dos preguntas grandes: “¿cómo piensan llevarla a cabo golpeando a quienes saben hacer industrias?” y “¿para dónde va el dinero de esta reforma tributaria, si el Estado sigue creciendo en burocracia?”.
El editorial enfatiza que: "una reforma tributaria no debe ser solamente imponer más impuestos, sino también mejorar el sistema de pago, simplificando y haciendo que más contribuyentes tengan como objetivo pagar impuestos. Y de paso no alejar a las empresas e inversionistas".