domingo, 19 de noviembre de 2023

Los hábitos que alargan la vida para los japoneses


Jóvenes  japoneses. Foto agencia EFE.

Los hábitos que alargan la vida para los japoneses son una serie de prácticas que para esta cultura milenaria tienen un efecto que  demuestra  el aumento de la longevidad de la personas y la disminución del envejecimiento.

De acuerdo a datos estadísticos entregados por las Naciones Unidas, la isla japonesa  de Okinawa es uno de los lugares del planeta en el que viven la mayor cantidad de personas que sobrepasan la barrera de los 100 años de edad, albergando la proporción más elevada de centenarios del mundo, con aproximadamente 5 por cada 50.100 personas.

Entre estos hábitos se pueden  enumerar los siguientes:


Nunca llenar completamente el estómago de comida

Comer hasta saciarse totalmente es algo que al parecer se evita dentro de la cultura japonesa, de allí que una de los hábitos recomendados para alargar la vida sea comer moderadamente, evitando los excesos y dejando en el estómago un lugar para algo más, nunca llegando al 100.

Beber té

El té es una bebida muy vinculada con las tradición japonesa y tomarlo se convierte casi como un ritual, siendo el té verde y el matcha  los más populares. Algo que se comparte en cierta forma con culturas como la inglesa que adoptó esta práctica, se podría decir, como una influencia que le llegó de la India y de los pueblos orientales con los que tuvo muchas relaciones a partir de la expansión del imperio británico que llegó a consolidar su dominación  colonial en el siglo XIX y parte del XX.

De acuerdo a datos de  la Global Japonese Tea Association, "muchas personas en territorio japonés toman té durante la comida o bien cuando quieren relajarse". Es decir, en Japón se toma té todo el día y eso tiene muchos beneficios para la salud.

Varios especialistas en salud y nutrición le atribuyen al té una serie de  propiedades para la prevención de enfermedades como la arterosclerosis (endurecimiento y estrechamiento de las arterias); además de  su utilidad para  la  disminuición de  los niveles de colesterol y de azúcar en sangre; la  reducción  del riesgo de infarto; el  control de  la hipertensión; la protección contra el cáncer, la prevención de la osteoporosis (pérdida de calcio en huesos) y el  retraso del envejecimiento.

El ejercicio físico  está en su vida cotidiana 

La noción del ejercicio físico en Japón dista un poco de la cultura que se ha propagado en los países occidentales, en donde hacer ejercicio se convierte en una rutina de un tiempo dedicado al gimnasio con una práctica intensa.

La diferencia aquí para los japoneses es que para ellos terminar extenuado durante una o dos horas de intenso ejercicio resulta  inutil si durante el resto del tiempo se vive de una forma estresada, sometiendo al cerebro y a todo el  organismo a unas fuertes cargas de tensión por el trabajo y las preocupaciones.

Asi es que para el japonés más importante que dedicar una hora a un  ejercicio  extenuante dentro de un gimnasio, lo fundamental es poder dedicar un tiempo constante para realizar actividades físicas moderadas o de baja intensidad, como caminar a diario, el yoga o los estiramientos.

Montar en bicicleta, también, es una de sus prácticas favoritas. Asi mismo en  las escuelas y oficinas se hacen en  las mañanas ejercicios suaves y distendidos que buscan mayor amplitud en el movimiento. 

Se puede tener una rutina de una hora diaria en la  semana de intensos ejercicios, pero si la mayoría del tiempo se lleva una  vida sedentaria y solo se  hace  deporte o ejercicio algunos días  por semana, se continua teniendo una vida estática  el 98% del tiempo (165 horas de 168 horas semanales).

La clave está es variar como cada uno se mueve  a lo largo del día,  creando hábitos diarios que tengan  un impacto más permanente  en la salud. 

Dar las gracias

Hay un efecto especial que se produce cuando se agradece, siendo algo que genera un estado de liberación interior que descarga una serie de tensiones al interior de la persona.

El orgullo impide reconocer la necesidad de agradecer y priva a la persona de experimentar el sentimiento de gratitud con el creador,  la vida, y con los demás.

En este sentido, cuando se agradece, se reconoce que hay motivos para sentir la felicidad se haber sido premiado con el favor  de otro ser humano o del dador de la vida.

Por eso cuando se agradece,(hasta lo más simples detalles) se está tomando un antítodoto contra la tristeza y la amargura que imposibilita descubrir que hay muchos más motivos para agradecer lo que se tiene, empezando por la vida.

Aquí los japoneses tienen otra de las llaves que abre la puerta hacia una vida más longeva.

Según una máxima atribuida al filósofo chino Lao Tse: "La gratitud es la memoria del corazón".