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El envejecimiento ¿se puede detener?, es una intención que desde la antigüedad se intentó por medio de una búsqueda afanosa de una sustancia o elixir de la eterna juventud.
De lo
anterior dan cuenta los llamados alquimistas que en épocas pasadas de la historia se sumergieron en los misterios del elemento
sobrenatural que se suponía tenía el poder de detener el envejecimiento y
devolver la juventud.
Sin embargo,
a pesar de esta incesante búsqueda, aún la ciencia actual ha tenido la
imposibilidad de hallar ese elemento o compuesto que pueda devolver la juventud.
Pero a pesar
de ello, lo anterior tampoco es obstáculo para que diferentes personas
relacionadas con el ámbito de la salud hayan presentado sus tesis sobre ciertos
métodos o prácticas que pueden retrasar el envejecimiento de la persona.
Esto podría verse desde una dimensión que va más
allá de la física o mejor dicho de la sola mirada a lo que es el cuerpo humano
y su deterioro por el paso del tiempo, ya que ateniéndonos a una cosmovisión
espiritual cimentada en los principios de la fe judeocristiana que han
inspirado a la civilización occidental, se puede pensar que al considerar al
ser humano como una realidad integrada de un cuerpo físico, una mente o
pensamiento y un espíritu, es este último, el espíritu, el componente que nunca
muere, es eterno y por lo tanto tampoco envejece.
Partida de Abraham, según József Molnár.
Este
planteamiento se presenta muy en consonancia con las historias encontradas en
los relatos de las escrituras hebreas o de sus libros sagrados, en los que se
relata la vida de los primeros patriarcas que fueron personas de muy avanzada
edad y que a pesar de sus años en el calendario, lograron procrear y realizar
grandes hazañas, cómo es el caso de Abraham que tuvo su primer hijo Isaac a la
edad casi de los 100 años y de Moisés, quien después de los 70 años fue el
encargado de liberar a los hebreos del yugo egipcio, enfrentándose a la
autoridad del faraón.
Esto para
mencionar solo dos de los casos más importantes en donde se relaciona la
capacidad de restauración y rejuvenecimiento que se puede tener cuando hay un
enfoque en la dimensión espiritual, que es precisamente lo que presenta el
libro sagrado, ubicando por encima del cuerpo al espíritu, que según la fe y
doctrina judeocristiana jamás muere ni
envejece.
También hay
algunos antecedentes cuando se va a la experiencia que viven los monjes
budistas que dedican su vida a la meditación, pues casi está comprobado que en
su mayoría estos hombres llegan a una
gran longevidad, reflejando una edad muy inferior a la que tienen. De allí que sea interesante involucrarse en este
tema de rejuvenecimiento y de la búsqueda de una Juventud perdida por el paso
de los años.
Aquí se llega a algunos puntos en común que se pueden
tomar como referente para quienes aspiren a retrasar su periodo de
envejecimiento.
El primero
que viene es el estrés
El estrés se
podría considerar como uno de los males más comunes de la era contemporánea y
se genera a partir de la presión que se tiene por una vida que corre con gran
velocidad, enfrentando tensiones, problemas y perdiendo la tranquilidad mental.
Situación que conduce a que el cuerpo vaya teniendo un
deterioro que se va reflejando cada vez más en cada uno de los signos que
demuestran el envejecimiento. Por ello uno de los temas a enfrentar es el estrés y esto
se logra con hábitos que traigan tranquilidad, siendo uno de ellos precisamente
la meditación y la oración, el buscar momentos para aquietar la mente, para
liberar los problemas, las preocupaciones y dejar que la mente se desocupe de
cargas emocionales que llevan a que el cuerpo sienta los efectos y las células
empiecen a envejecer.
Saber
respirar
Las técnicas
de respiración, así parezca algo muy elemental, son fundamentales a la hora de
evaluar los efectos de un organismo deteriorado por el estrés.
Los
orientales y particularmente los practicantes del yoga y la meditación Zen, le
dan mucha importancia a la respiración, convirtiéndose prácticamente en un ritual
de vida que conecta al cuerpo humano con la energía del universo y lo libera de
cargas negativas en su interior.
Esto implica
que saber respirar bien, inhalando el aire con profundidad y lentamente, para
llenar los pulmones, siendo plenamente consciente de ello y exhalarlo gradualmente
soltando toda la tensión interna, se convierta en una de las mejores terapias
que se puede integrar además en
secuencias con la meditación y el ejercicio físico.
El ejercicio
A propósito del
ejercicio es este otro aspecto
importante que está vinculado con el
movimiento.
Todo en el
universo se mueve, el agua, el aire, los planetas y los seres vivos están
llenos de una energía que está en movimiento, de allí que el principio del
movimiento está en todo ser humano, por lo que si se aspira a retrasar el
proceso de envejecimiento hay que empezar por moverse y, eso se consigue a través
del ejercicio que posibilita que el
organismo se mueva y deje de encontrarse estático.
El
movimiento permite que la sangre fluya por todos los órganos, alimentándolos y
haciendo que se regeneren, que se viva
mejor y que el tiempo de la vejez se demora en llegar, o al menos la persona
encuentre su edad adulta en mejores condiciones de salud.
El tercer
aspecto importante está en lo que se come. Bien lo decía Hipócrates el padre de
la medicina griega cuando afirmaba lo siguiente: “Que lo que comas sea tu
medicina y que tu medicina sea lo que comas”, razón por la cual la comida se
convierte en el más importante tratamiento para toda enfermedad, ya que al
alimentarse de una forma balanceada el organismo está fortaleciendo todo su
sistema inmunológico que es al que le toca enfrentar las enfermedades, por esto
es que un organismo debilitado con mala nutrición, fácilmente es víctima de la
enfermedad y el envejecimiento tiene mucho que ver con ello, ya que cuando hay
una buena alimentación también se da una buena circulación de la sangre y así
mismo una buena regeneración celular, de aquí que sea muy importante considerar
dentro de las dietas todos los vegetales como son las verduras, las hortalizas, la leguminosas,
las frutas, todos los productos de la tierra y ojalá libres de haber sido tratados con pesticidas o
fertilizantes químicos, pues mientras más naturales haya sido su producción
mucho mejor resulta para la salud humana.
En ese
sentido coge mucha fuerza la agricultura orgánica, que es la que se realiza con
base en fertilizantes y pesticidas que vienen de la misma naturaleza y están libres
de químicos de laboratorio.
El sol
Otro
elemento fundamental que juega a favor o también puede ser en contra es la luz
solar.
Y es que
esta cuando se recibe de una manera gradual y sin exceso, llena el organismo de
energía que posibilita que el proceso metabólico se equilibre y que la enfermedad
se vaya o en caso de estar la persona enferma ella también pueda acelerar su proceso de
recuperación.
De otra
parte está comprobado que cuando se expone la persona a la luz natural del sol se favorece la
producción de serotonina en el cerebro, que es el neurotransmisor que permite
la interconexión de las neuronas.
De allí que
algunos teóricos han llegado a afirmar que las personas que viven en sitios donde
hay muy poca exposición a la luz solar tiendan a caer en estados de melancolía,
depresión y tristeza, que en últimas llevan a que la calidad de vida de la
persona se vaya deteriorando, ya que una persona triste definitivamente está recortando su vida.
Por eso la
luz solar es importante, sin embargo, los excesos también pueden jugar en
contra, pues cuando hay una exposición exagerada a los rayos solares se pueden
tener efectos nocivos afectando la piel. Se recomienda en este sentido que la luz que se
va a tomar sea la de la mañana, en las primeras horas del día, pues en la tarde
los rayos del sol calientan con mucho más intensidad.
La
exposición tampoco puede ser exagerada y se deben tener algunos elementos que
brinden protección en caso de un exceso de luz solar en situaciones como las temporadas
de calor, tal es el caso de los sombreros o gorras y de las sombrillas que
ayudan a mitigar los efectos de la radiación solar sobre el rostro y el resto
del cuerpo.
Saber descansar
Dormir bien
es otra clave para retrasar este proceso, y, es que no es solamente es tenderse
en la cama; hay que pensar en que cuando se duerme se debe descansar bien.
A la cama no se deben llevar las preocupaciones, los problemas, hay que liberarse de todo, dejar la mente en blanco, la cabeza sobre la almohada y dormir, el sueño tiene la capacidad de reparar al organismo. Es como cuando una batería sin carga nuevamente es conectada con un enchufe a un toma de corriente para que se vuelva a llenar de energía. El sueño es la forma de recargar esa batería o pila humana que tiene cada una de las personas; descansar es recuperarse, repararse, regenerarse; un buen sueño es una de las mejores medicinas. Cuando se trabaja sin descanso se corre riesgo de ir deteriorando el organismo, a tal punto que se acelera el proceso de envejecimiento. Saber descansar es una de las claves fundamentales para retrasar el deterioro del organismo humano.
Superficies
adecuadas para dormir
Claro que
también se recomienda una buena superficie para descansar y en este sentido se
sugiere que ojalá sea una parte plana para que la columna y todas sus vértebras
se puedan reacomodar. Tal vez en primer
momento deje de ser cómodo, pero para la salud es mejor una superficie plana
que unos colchones abullonados. Lo anterior tampoco quiere decir que se dejen
de usar los colchones, sino que hay que saberlos escoger.