Imágenes de la celebración de los 204 años de la batalla de Boyacá, en el monumento al batallón de artillería N° 3 Batalla de Palacé en la ciudad de Guadalajara de Buga, fecha en que se celebra en Colombia el Día del Ejército Nacional. Fotos Asiip-press.
Las mujeres que se desnudaron por la libertad de un pueblo, tiene relación con una historia que aunque ha sido registrada por algunos cronistas, ha faltado por ser vista desde su dimensión.
El episodio se remonta al siglo XIX en plena lucha de los pueblos de la América de habla hispana que combaten por la emancipación del régimen absolutista español.
Era el año de 1819 en el territorio de la Nueva Granada y quienes habían logrado sobrevivir de la persecución en el régimen del terror impuesto por el llamado pacificador general Pablo Morillo, había hecho que para evitar caer en las manos de los realistas, muchos tuvieran que ir a refugiarse a los indómitos llanos del oriente de Colombia y Venezuela, entonces lo que comprendía el Virreinato de la Nueva Granada y la Capitanía de Venezuela.
Hasta allí consiguen llegar varios de los hombres que conformarán el ejército que estará bajo el mando del Libertador Simón Bolivar y del general Francisco de Paula Santander, quien estaba cargo de la coordinación logistica, con la misión de organizar el reclutamiento y de reunir los recursos necesarios para la campaña.
En medio el Teniente Coronel Pedro Eliécer Velásquez Garnica comandante del batallón de artillería N°3 Batalla de Palacé, a su derecha el presidente de la Academia de Historia Leonardo Tascón John Jairo Bohórquez Chavarro y a su izquierda el secretario de Cultura de Guadalajara de Buga Jorge Calero.
La ruta partió el 23 de mayo de 1819 desde la Aldea de los Setenta, en el Estado de Apure, en Venezuela. Allí Simón Bolívar designó los cargos militares para el Estado Mayor de la Campaña Libertadora y dio las primeras órdenes para su ejecución.
Palco de autoridades e invitados especiales.
Bolívar venía de Venezuela tras recorrer alrededor de 200 kilómetros con su ejército, llegando a Tame el 12 de junio de 1819 para reunirse con Francisco de Paula Santander y sus tropas granadinas.
Desde allí comenzaron juntos la marcha hacia Boyacá, atravesando primero algunos parajes del Casanare como Chire, Pore y Nunchía.
El paso por el Páramo de Pisba
Entre el 1 y 7 de julio de 1819, se llevó a cabo el paso de las tropas libertadoras por el Páramo de Pisba que pertenece a los hoy municipios de Socha, Tasco, Jericó, Pisba y Socotá, en Boyacá.
Un paso visto como una de las más grandes hazañas militares de la historia contemporanea, dada la dureza por las inclemencias del clima de altura, con el frío, soportando temperaturas heladas, fuertes lluvias, neblina,rachuelos crecidos y los precipicios que debian atravesar, haciendo muy dificil la travesía y dejando muchos muertos, con perdidas de casi todos los caballos, pertrechos, armas y municiones que se fueron por los despeñaderos de las montañas.
De acuerdo a un relato que hace Santander, el pasó del páramo de Pisba que los condujo a Socha dejó a las tropas "sin un caballo, sin monturas y hasta sin armas, porque todo estorbaba al soldado para volar y salir del páramo; las municiones quedaron abandonadas. En la alternativa de morir víctimas del frío, preferían encontrarse con el enemigo en cualquier estado". El ejército era un cuerpo moribundo.
Las tropas estaban sin vestido, muchos casi moribundos congelados por el frio luego de soportar al escampado nocturno la lluvia fría que implacablemente caía sobre sus cuerpos, llevándolos a morir por hipotermia.
La situación era tan patética que lo que llegó del ejército patriota que hacía dos meses atrás había partido desde los llanuras del oriente, era un escombro de hombres casi desnudos, con sus ropas desechas, descalzos muchos de ellos,a punto de fallecer de inanición por la falta de alimento, con el agravante que el agua del páramo que habían consumido los llaneros, según algunos biógrafos, les había ocasionado a varios diarrea.
Monumento a los 100 años del batallón de artillería N°3 Batalla de Palacé en la avenida Alejandro Cabal Pombo de Guadalajara de Buga.
Este cuadro daba más lastima que cualquier otra cosa, pensando aún más en la tarea que tenían estos hombres de enfrentar a un ejército realista bien alimentado, vestido, descansado y mucho mejor armado.
Y aquí frente a todo este hecho ocurre algo en el pueblo de Socha que nunca antes se hubiera podido haber imaginado que fuera a suceder.
Es entonces cuando el párroco de la población hace algo que para algunos rigurosos de la doctrina y la liturgia eclesiástica podría ser considerado como uno de los actos más escandalosos y sacrílegos.
El sacerdote toca las campanas e invita al templo a todas las mujeres de Socha; hace cerrar las puertas del lugar de culto y luego de una breve exhortación les pide que se quiten sus prendas.
Guardía de Honor vestida con uniformes de la época de la independencia 1810- 1819.
El llamado del clérigo no se hizo esperar y una tras una fue quitándose sus mantas, sacándose sus faldones, blusas, y cuanta prenda se creía podía servir para vestir a quienes estaban dispuestos a combatir por la independencia.
Lo más paradójico era que años atrás quien lideraba ese grupo de hombres semimoribundos de hambre y desnudos, ante un movimiento de tierra atribuido a un castigo divino, se había atrevido a desafiar a las mismas fuerzas de la naturaleza y a su ordenador, luego de ser increpado por la predicación de sacerdotes que veían en Bolívar la encarnación del mal.
Se podría pensar aquí que lo visto como una blasfemia y acto sacrílego del Libertador, tuvo su reposición en otro acto, que aunque podría parecer sacrilego para los apegados a a la norma de la liturgia católica, estuvo inspirado en un sentimiento de compasión y caridad hacia seres humanos que estaban casi en desnudés, cumpliendo con una de las obras de misericordia que establece la doctrina de los católicos, redimiendo el otro acto de desafío de Bolívar, más motivado por el orgullo, la soberbia y la desesperación al sentirse señalado por quienes lo identificaban como un enemigo de la la fe y de la Iglesia Católica romama que tenía fuertes vinculos con la monarquía española.
Finalmente la acción de despojo de las mujeres de Socha sería determinante en la victoria final del ejército independentista, cubriendo los cuerpos de los soldados que combatieron y hasta ayudando, sin pretenderlo, en la estrategia de engaño al enemigo, en la difícil batalla del Pantano de Vargas, en la que tras visualizar en la distancia los faldones, muchos soldados españoles se confiaron totalmente de su superioridad, pensando que estaban combatiendo tan solo con las mujeres que Bolivar había desesperadamente tenido que reclutar en las poblaciones cercanas.
Luego de la batalla del Pantano de Vargas, acaecida el 25 de julio 1819 en donde los patriotas derrotaron a las fuerzas realistas del coronel José María Barreiro, tras una valerosa carga de caballería de 14 llaneros de Colombia y Venezuela, se produjo días después el 7 de agosto la batalla de Boyacá que le daría la independencia a la capital Santa Fe de Bogotá y al centro del territorio colombiano, desencadenando las posteriores victorias sobre el ejército monárquico de Fernando VII que le otorgaría la independencia total a seis naciones: Colombia, Venezuela, Ecuador, Panamá(entonces parte de Colombia), Perú y Bolivia.
El 7 de agosto en Colombia es la fecha escogida como el Día del Ejército Nacional.