El fuego apenas empezaba a expandirse sobre una de las mangas desgastadas de una camisa de hombre, en una noche iluminada por las estrellas y aireada por un viento salino que rozaba la piel sutilmente.
Frente al fuego de la silueta que se iba encendiendo lentamente se destacaban unos ojos de color entre el gris y el azul marino que contemplaban de manera absorta el episodio que había hecho reunir a varios de los lugareños del corregimiento de Ladrilleros en el Pacífico colombiano.
El fuego iba consumiendo gradualmente la figura, cuando de pronto en la tranquilidad del lugar, junto a una cabaña, se escuchó una fuerte detonación, que paradojicamente en lugar de hacer huir a los presentes, consiguió que con mayor curiosidad siguieran observando aquel hecho.
Otras explosiones se repitieron para al final apreciar una figura totalmente destrozada por el fuego abrasador que incineró el cuerpo de quien representaba las tristezas, alegrías, frustraciones y satisfacciones, del que se iba yendo entre las llamas para jamás volver en el tiempo, pues así se estaba dando el último adiós al "Año Viejo".
Alonso Moreno Sáenz en el Pacífico colombiano junto a Perlayi, viajera francesa.
Era para Perlayi, la francesa de los ojos azulados que estaba allí presente, una tradición, que junto a otras y un paisaje exhuberante y salvajemente acogedor, la había motivado a reconsiderar unos pocos días de estadía que finalmente se convertirían en siete meses de experiencia en el Pacífico de Colombia, de la mano de Alonso Moreno Saenz.
Era un fin de año y Perlayi estaba gozándose paso a paso la despedida del año que se iba, un hecho que para los nativos tenía todo un protocolo que empezaba muy temprano con la elaboración del muñeco del Año Viejo, que en esta ocasión le correspondió elaborar a Antonella, una jovencita que estaba allí de vacaciones con su padre que la acompañaba.
Playa en jurisdicción del parque natural Uramba en el Pacífico colombiano,Bahía Málaga, distrito especial de Buenaventura. Foto de Alonso Moreno Sáenz.
En Colombia y particularmente en el litoral Pacífico no se puede despedir un año en silencio,ya que esta es la ocasión de desahogar todo lo que hay que sacar para liberar las tristezas, sofocar las penas y dejar fluir como las aguas la alegría desbordada, con cánticos, tambores e instrumentos musicales propios como: la marimba de árbol de Chonta, el cununo, instrumento de percusión y el guasá, elaborado con semilllas de frutos secos; música del Pacífico colombo-ecuatoriano que con su instrumentación ha sido considerada por la UNESCO como patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad
Cascada la Sierpe en el parque natural Uramba en Bahía Málaga, Pacífico colombiano. Foto de Alonso Moreno Sáenz.
La biodiversidad natural de esta región saltaba a la vista y tenía que ser la oportunidad para quedarse conociendo mucho más de este entorno natural, circundado por playas de arenas limpias, esteros que respiran vida, cascadas que transmiten su energía, de un mar que en su inmensidad sublima el espíritu libertario, con el espectáculo natural de las ballenas Yubarta que del extremo sur del continente llegan a aparearse y dar a luz en sus cálidas aguas, con atardeceres, y amaneceres inolvidables, con el sol besando entre palmeras el horizonte en el ancho mar.
Atardecer en el Pacífico colombiano. Foto de Alonso Moreno Sáenz.
Asi fue que finalmente Perlayi, la francesa de los ojos azules, pudo darse cuenta de una razón más para tener desde el otro lado del mundo, otra mirada del Pacífico de Colombia, gracias a la experta guianza de Alonso Moreno Sáenz.
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