viernes, 2 de junio de 2023

Niños perdidos en selva colombiana, toda una novela de realismo mágico

Imagen de la avioneta accidentada. Foto AP.

Los niños perdidos en la selva colombiana se convierten en toda una novela de realismo mágico, luego de cumplirse más de un mes en que se conoció del accidente aéreo en la avioneta en que viajaban desde Araracuara hacia San José del Guaviare los cuatro menores indígenas de la comunidad Huitoto, la niña Lesly Mutucuy de 13 años, Soleiny Mutucuy de 9, el niño Tien norel Ranoque Mutucuy de 5 y la bebé Cristin Neriman Ranoque Mutucuy de 11 meses, quienes estaban  en compañía tres adultos que fallecieron, su madre Magdalena Muticuy, el líder indígena Hermán Mendoza y el piloto de la avioneta Cessna Hernando Murcia.

La avioneta accidentada, que al parecer ya venía requiriendo de reparación antes del siniestro, fue encontrada luego de16 días de búsqueda, en una zona rural del municipio de Solano, en el departamento del Caquetá.

Algunos rastros como pisadas, unas tijeras, pañales, una toalla, una tapa de  biberón, un protector plástico de teléfono móvil y unos tenis,  hallados en diferentes lugares, serían prueba que los niños están vivos, por lo que se guarda la esperanza de poder rescatarlos.

Al menos 300 hombres entre comandos especiales de las fuerzas armadas colombianas ayudados con perros rastreadores adiestrados para búsqueda de personas con apoyo aéreo de helicópteros y más de 90 indígenas, cumplen ya más de un mes en una infructuosa búsqueda en un territorio selvático que pareciera haberse tragada a los niños.

Manuel Mutucuy, padre de los niños, participa en la busqueda.Foto tomada de m.elcolombiano.com

Mensajes que se han grabado con la voz de la abuela de los menores en la lengua nativa de los infantes y que se han puesto a sonar en altavoces no han encontrado respuesta por parte de todos los miembros comprometidos en el rescate.

La espesura de la vegetación con las especies arbóreas imponentes que se levantan, hacen que los rayos del sol apenas alcancen a pasar entre las copas de los  árboles, consiguiendo que la selva se oscurezca sin poder  ver más allá de 20 metros de distancia.

Espesura que pareciera guardar sus misterios, como otro mundo que se presenta ante los ojos de quienes desconocen esta realidad en donde según algunos indígenas coexisten entidades del más allá que hallan en la selva una puerta dimensional para llegar al mundo del humano.

Situación que ha llevado a que dentro de las hipótesis presentadas por los nativos esté la del supuesto cautivero al que podrían estar sometidos los niños por parte de una entidad espiritual identificada como una especie de duende de la selva.

De acuerdo a lo expresado por uno de los miembros de las comunidades indígenas comprometidas en la búsqueda, no es la primera vez que se dan estos casos en donde se han dado otros episodios de niños y jóvenes indigenas que se han desaparecido.

Aquí la ciencia occidental tendría poco que hacer y se quedaría en manos del saber ancestral de estas comunidades, de pronto, apoyado en la fe de quienes creen en un mundo espiritual regido por un Dios o espíritu supremo que lo creo.

De lo anterior ya han tenido la oportunidad de escucharse relatos de aquellos dedicados a la búsqueda de tesoros en tumbas indígenas que hablan del permiso que hay que solicitar a los seres vivos  de la jungla para evitar perderse y hacer que la búsqueda no sea fallida.

En verdad  puede sonar como  un cuento de hadas fantasioso que se le deba pedir permiso a los árboles para adentrase en el bosque, sin embargo, si lo vemos en otra perspectiva, nadie pensaría en meterse en una casa sin permiso y por allí derecho sacar sus cosas como si nada.

Pues bien, si se mira con detenimiento, esto es algo que ha estado haciendo la especie humana por muchos años, ingresando a zonas boscosas y selváticas para cortar sus árboles(habitantes del bosque) tras  el negocio de la madera, que aunque se necesita, se convierte en una acción desproporcionada, llegando por otro lado a  contaminar las aguas con vertimientos a sus rios, haciendo que varios ecosistemas empiecen a languidecer con una serie de ecocidios que se cometen, eliminando innumerables especies de fauna silvestre y flora.

La búsqueda de los niños indígenas, con lo misterioso de su pérdida lleva a reencontrarse con otro mundo que ha permanecido oculto para la mayoría de los seres humanos que viven en la civilidad de las ciudades de asfalto y concreto; quienes se olvidan que más allá se encuentra un mundo que han desconocido, siendo el que guarda la reserva de oxígeno y agua que posibilita que la civilización humana pueda continuar siendo viable.

Para dejar como colofón, talvez en esta búsqueda los mismos seres que cohabitan en la selva pudieran a su manera estar dando un mensaje clamaroso para que se mire con otros ojos una realidad que se desconoce: la selva perdida en el olvido de quienes no la visibilizan  y de los  que en su desmedida ambición la llevan, en su inconsciencia, hacia su desaparición.