Fernando Villavicencio candidato presidencial ecuatoriano asesinado en Quito. Foto Agencia Brasil.
Crimen multinacional estremece institucionalidad democrática Latinoamérica con acciones que tocan la fibra más profunda del tejido social, con actores sociales asesinados al interior de las diferentes comunidades al ser vistos como obstáculos para los planes de estas organizaciones que tienen el poder corruptor de penetrar los estamentos de la institucionalidad de cada país.
Hechos que salen a la luz con episodios como el asesinato en Ecuador del periodista y candidato presidencial Fernando Villavicencio,ocurrido el pasado 9 de agosto de 2023 quien tenía entre sus postulados el combate frontal contra el poder corruptor de estas organizaciones que han permeado los diferentes estamentos del Estado y de la sociedad.
Entre los casos que también generaron conmoción poniendo en evidencia las conexiones del crimen organizado en todo el continente, estuvo el asesinato del fiscal paraguayo antimafia Marcelo Pecci, acribillado en mayo de 2022 cuando junto a su esposa Claudia Aguilera pasaba su luna de miel en Colombia en la ciudad de Cartagena.
De esta forma las organizaciones que delinquen tienen todo un entramado de relaciones con nexos en varios países.
Fiscal antimafia paraguayo Marcelo Pecci asesinado en Cartagena-Colombia.Foto lanacion.com.py
En lo que tiene que ver con Ecuador el panorama que enfrenta este país es gris con el accionar de estos grupos delincuenciales organizados que han impuesto sus condiciones con la fuerza de la violencia, haciendo que un país que anteriormente fuera considerado como uno de los menos violentos y más tranquilos de Latinoamérica, actualmente registra uno de los mayores índices de muertes violentas en el ámbito continental.
De acuerdo a datos divulgados por la Agencia Francesa de Prensa AFP, en el año 2022 los asesinatos en Ecuador casi se duplicaron con respecto al año anterior, 25 por cada 100.000 habitantes, pasando para el 2023 a una tasa de hasta 40, según proyecciones de expertos.
Con el homicidio de Fernando Villavicencio se suman los recientes asesinatos de un alcalde y un aspirante a la asamblea, intimidaciones contra un candidato presidencial, otros homicidios y una masacre carcelaria que dejó más de una decena de muertos.
Estos episodios que agudizan el clima de inseguridad en Ecuador, condujeron a una desesperada declaratoria del estado de excepción para movilizar efectivos militares en las calles con el objetivo de intentar controlar la violencia.
Estas situaciones han sido de otra parte utilizadas dentro de un discurso segurista adoptado por aspirantes a cargos de elección popular, en donde se enfatiza en el tema de fortalecer los mecanismos represivos con el incremento de la fuerza pública, el endurecimiento de las leyes, penas carcelarias y mecanismos judiciales.
Sin embargo, entre las observaciones y cuestionamientos que realizan algunos analistas está el que este discurso de la seguridad termina siendo de carácter populista ya que, según afirman, deja de considerar que detrás de la acción criminal hay toda una articulación de corrupción en donde se encuentran funcionarios y actores políticos de elevado nivel junto a individuos vinculados con grupos de poder económico.
Algo que deja entrever lo anterior es que la corrupción en estas sociedades latinoamericanas termina siendo un mal enquistado en el corazón de la sociedad, que solo podrá ser erradicado a partir de la autodetermicacion de cada individuo que actúe motivado por su moral y principios éticos.